lunes, 24 de septiembre de 2007

Nuevas perspectivas teóricas y lectura crítica.

En 1989 un sociólogo francés, seguramente influido por la revolucionaria recurrencia bicentenaria en su país, describió enfáticamente a la sociedad planetaria como una sociedad conquistada por la comunicación. En esa definición se condensa una gama de sensaciones que se pueden percibir fácilmente en nuestra sociedad de final de milenio, observamos como la comunicación ha extendido y sigue extendiendo sus redes y su poder en todos los intersticios de la sociedad.

Las tecnologías telemáticas e informáticas, confirmando las instituciones de los años cuarenta, permiten cada vez más y mejor, cubrir ausencias y anular distancias mediante sistemas sofisticados de almacenamiento, traducción y transmisión de información, una información digital que es capaz de representar de forma cada vez más rápida y definida a todo el mundo que forma la realidad planetaria.

Los nuevos medios de comunicación en una franca exhibición de alarde tecnológico, del curso multimedia de idioma al videojuego con efectos gráficos tridimensionales y al videoteléfono erótico, juegan espectacularmente la carta de interactividad y de la navegación. La comunicación humana de hecho, ha de identificarse, más acá de cualquier consideración instrumental, como una manera inevitable y propio de lo humano, de entrar en contacto mutuamente y establecer un vínculo, en vista de objetivos comunes que se daban realizar, comunes en el doble sentido de compartidos y cotidianos, nada extraordinarios.

La modernidad concibe al individuo como el verdadero motor de la sociedad, un actor/vector omnipotente al cual se puede relacionar con todo el entorno. El individuo se hace activo de lo social y, como tal, propenso a desarrollar todas sus potencialidades incluida aquellas liberadas del miedo a lo desconocido. Es un individuo que circula, comercia e investiga, actúa, recomunica con diferentes instancias y en diferentes territorios.

La modernidad tecnocráticas de las sociedades postindustriales, condiciona a la comunidad del siglo XX a pensar en la comunicación no ya como en una experiencia interpersonal directa sino como en un sistema social de redes y conexiones donde se entremezclan de forma inextricable los asuntos de ocio y de negocio, de información y de entretenimiento, de cultura y espectáculo. La comunicación mediática es hoy en día una realidad dominante, invasora, pero en realidad es todavía un universo poco conocido.

El punto de vista global, a partir del cual dirigir una mirada analítica, será constituido por las características de la relación que se instaura entre protagonistas del evento comunicativo, en otras palabras, aquella relación que se ha definido tradicionalmente como emisor, mensaje y receptor, una relación que califica el tipo de experiencia comunicativa y, sobre todo, tiende a formar un determinado tipo de sistema de valores y de preferencias, o sea, de cultura mediática.

La radio, la televisión y la prensa funcionan, aun mas en estos casos de fuerte implicación simbólica, como cajas de resonancia recíproca, como grandes conectores sociales que contribuyen masivamente a la intercomunicación, es decir a la circulación del logo social que se propaga hacia y entre sus miembros. En la interacción comunicativa hay que interrogar la dimensión estratégica, que se desarrolla en una doble y contemporánea actividad persuasiva e interpretativa, a todas luces mas importante y significativa que el mero intercambio informativo, siendo por otra parte capaz de condicionarlo e incluso estructurarlo.

El principal objetivo de una teoría critica de los medios audiovisuales debería ser el mostrar como las instituciones por un lado y los públicos por otro, construyen los significados de las imágenes, dicho de otra forma, la lectura critica de los medios audiovisuales consiste, básicamente en desmontar la aparente naturalidad de la imágenes, en discutir la supuesta transparencia de los medios audiovisuales.

Los cambios tecnológicos en los sectores de la información y de la comunicación, así como la redistribución de la propiedad de los medios, en especial la tendencia hacia los monopolios, plantean la necesidad de repensar nuestras actitudes con respecto a esos medios y también hacia las formas de enseñar. El mundo de referencia del alumno también ha cambiado. Su entorno cercano, sus gustos, su forma de relacionarse con el mundo, la adquisición de conocimientos o las relaciones personales, están influidas en buena medida por nuevos sistemas de reproducción.

De forma general, podemos definir la representación como el proceso a través del cual los miembros de una cultura usan el lenguaje para producir significados. Gracias a la representación podemos referirnos tanto a los objetos del mundo material como a los del universo ficcional. Se hace evidente que el análisis crítico de las representaciones mediáticas no se debe limitar, al menos desde nuestra perspectiva, al estudio de los textos, sino también al de los contextos.

Buena parte de las representaciones vehiculadas por los medios audiovisuales son ficciones. Partiremos de la base de que esas ficciones tienen un papel muy importante en la construcción de nuestra realidad cultural y sexual. Estudiar la ficción y el mundo, equivale también a estudiar las prácticas sociales implicadas en la producción de ficciones. Dicho de otro modo, se trata de mostrar como el mundo social entra en el discurso de ficción y como los distintos géneros ficcionales se dirigen a las audiencias.

Existe una importante tradición crítica y analítica que relaciona ese poder de la representación con la noción de ideología dominante. Uno de los principales problemas de dicha noción en su determinismo, especialmente cuando s aplica a los medios de comunicación. Los conceptos de hegemonía y negociación nos permiten, pensar en términos políticos e ideológicos en las relaciones entre la representación y lo real, en el sentido que evitan un modelo excesivamente rígido, que parte de una realidad prefijada o de códigos representativos igualmente inamovibles.

Los géneros son ese lugar donde se producen esas luchas que determinan los límites de la representación, la construcción de la realidad o de la identidad. No se trata de iniciar una exposición sobre las distintas formas de abordar el concepto de género o de género audio visual, sino de situar esa compleja cuestión dentro del marco teórico que estamos dibujando. De esta forma podemos decir que el género se refiere al conjunto de características, de regularidades, que encontramos en unas ficciones particulares que luego podrán ser agrupadas o clasificadas atendiendo a una serie de similitudes.

La lectura crítica de los medios audiovisuales no se debe limitar exclusivamente a las obras de arte, sino que debe incluir todos los objetos que forman parte del universo simbólico de los estudiantes, es decir, los productos audiovisuales que consumen. En general, podemos decir que en la actualidad, los teóricos de la comunicación consideran, a diferencia de los defensores de las actitudes protectoras y evaluadoras en educación en medios de comunicación, al público como un conjunto de consumidores soberanos que interpretan con libertad el contenido de los medios.

Cada época tiene su realismo, es decir, sus efectos de realidad. La nuestra ya no trata de conseguir imágenes y sonidos realistas, sino de inyectar en las imágenes efectos de realismo, en definitiva de simular el realismo. En esas condiciones el referente desaparece, no se refiere a una supuesta realidad, sino a una imagen.

1 comentario:

cristal dijo...

Me parecio muy interesante la pagina y sobre y todo en la entrevista con el educador. Me parecio muy interesante los tonos de la pagina. sigue asi