martes, 25 de septiembre de 2007

La educación en comunicación.

La realidad es que la educación en medios y la integración de las nuevas tecnologías en el aula han avanzado, han retrocedido o se han estancado por caminos paralelos, pero separados. Sin embargo, no se debe olvidar que ambas forman parte de una misma necesidad, abrir la escuela a la realidad y aprovechar las posibilidades que el entorno y el contexto ofrecen para desarrollar una educación significativa en la era de la comunicación. No se puede ni se debe, por tanto, separar una educación en medios y la integración de las nuevas tecnologías cuando se habla de escuelas. Ambas van unidas sise pretende una educación para la contemporaneidad.

Los medios han tenido y tienen un papel relevante en la cultura y en la educación. Constituyen la cultura principal en la que los niños y jóvenes se desarrollan. En realidad, las relaciones de los medios con la educación han sido siempre, para bien y para mal, muy particulares.

En los primeros contactos, la escuela recibe a los medios como un cuerpo extraño, sobre todo basándose en su aportación de información efímera, superficial o sensacionalista. Pronto, sin embargo, los medios ponen de manifiesto su poder de convocatoria, es en ese momento cuando, desde la evidencia de su presencia en todos los órdenes de la sociedad, la escuela toma conciencia de la fuerza de los medios. La institución educativa se ve sin recursos y sin respuesta ante su dinamismo y comienza a percibirlos como una poderosa competencia.

La cuestión fundamental que cabe destacar, respecto a, las tecnologías en general, y de la comunicación en particular, es la innegable transmutación, prácticamente impensable hace apenas un siglo, se han tornado invisibles. Su presencia en todos los actos de la vida, ya desde los primeros llantos, las ha integrado completamente en la cotidianidad y respiramos con ellas.

Dada la importancia de estos procesos se ha llegado a catalogar esta época como la cuarta revolución de la comunicación. La digitalización y los medios electrónicos le otorgarían ese estatus. Las razones para afrontar una revolución de la institución educativa con relación a la nueva era de la comunicación son múltiples: constituyen un reto cultural, es un desafío educativo, es una competencia académica, es una exigencia laboral y también es una responsabilidad social.

Si exploramos el panorama histórico de las relaciones entre medios de comunicación y escuela encontramos algo similar al argumento de un melodrama del cine clásico. Una historia de amor y de odio con dos protagonistas de personalidades y objetivos en la vida muy diferentes, que tras múltiples encuentros y desencuentros, equívocos y aciertos, se ven subsumidos en una compleja trama de prejuicios tópicos, confusiones e intereses cruzados, pero que están condenados a encontrarse y mantener una relación que parece inevitable.

Existen diferentes modelos narrativos, con esquemas arguméntales distintos, de cómo se han de encauzar las relaciones de convivencia entre educación y comunicación, y estos son: el enfoque tecnicista, en el que se admita la utilización educativa de los medios como estrategia y recurso, pero se echa en falta una reflexión sobre los mismos. La perspectiva de los efectos, en ella se atiende al beneficio que los medios aportan al proceso de enseñanza-aprendizaje. El planteamiento crítico, basado en un modelo participativo y contructivista de la enseñanza-aprendizaje.

Para abordar la situación del sistema educativo y las transformaciones que necesita, se ha de partir de la realidad y sus condicionantes, buscando las vías adecuadas para superar la coagulación que le impide conectar con los nuevos tiempos. Se ha de tomar conciencia de los cambios producidos tanto en la realidad social como en el alumnado. Para ello, a partir de la incorporación de la educación para los medios y desde las nuevas tecnologías de la comunicación, el sistema educativo se debe apoyar en una serie de elementos de regulación y de rigor, como, una regulación seria para ser creíble, clarificar objetivos para ser transparente y aportar contenidos relevantes.

La institución educativa debe adaptar sus capacidades para encontrar su lugar y su función. Uno de los caminos para mejorar, es el de la creación de un entorno que propicie el usote nuevas tecnologías y los medios educativos. Por eso, la escuela ha de buscar nuevas orientaciones que garanticen su cometido en el desarrollo de las habilidades y destreza necesarias en la sociedad de la información.

A través de su incorporación al currículo, como, áreas en las que se desarrollen nuevos conocimientos, habilidades y destrezas, los medios y las nuevas tecnologías modifican algunos de los contenidos en la enseñanza. Además, con la necesaria incorporación de las nuevas tecnologías a la educación y los nuevos sentidos pedagógicos, se modifica, a su vez, la enseñanza misma. Por ello hay que estar alerta y tener precaución frente al anzuelo mercantil que nos muestran los nuevos medios y canales de comunicación. Para ello hay factores esenciales que se deben tomar en cuenta, como: la renovación pedagógica, la significación del profesorado y la resituación de los centros escolares.

Gran parte de la percepción de la realidad que hoy cualquier ciudadano realiza está mediatizada en buena medida por los medios de comunicación. Desde la infancia se consumen altas dosis de comunicación audiovisual, sin ser consistentes de que los medios no solo transmiten y reflejan la realidad, sino que también, en cierto modo, la crean y la recrean. Las posibilidades de manipulación y tergiversación de la realidad son altas y ante esta preocupante, es difícil quedarse indiferentes. Si los mensajes televisivos en ciertos contextos, pueden parecer absolutamente alienantes o perjudiciales, en cambio, propugnar su eliminación de los hogares, su total ignorancia en la enseñanza o denunciar genéricamente sus vicios son actitudes se han demostrado baldías y de poca efectividad en los cambios de hábitos de consumo de las personas.

Las finalidades que la utilización didáctica de la televisión tiene son muy variables y dependen en el fondo de la filosofía de la escuela que pregone y ejercite la institución escolar en concreto.

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